La RAE dice: Goce o disfrute físico o espiritual producido por la realización o la percepción de algo que gusta o se considera bueno.
Ya con este concepto podemos comenzar a tener una idea de que el placer puede llegar a ampliarse tanto, consiguiendo llegar a rincones que muchos de nosotros ni siquiera imaginamos.
Porque “algo que gusta”, varía TANTO de persona a persona, y no solo eso, sino que dentro de cada uno de nosotros, lo que nos gusta puede cambiar de un día para otro, o dependiendo también de en dónde o con quién estemos.
Algo que a mí me resulte en un placer inmenso, puede que para ti sea indiferente o incluso te provoque rechazo.
Para mí, descubrir el placer de alguien más, es uno de los motivos por los cuales compartir con una persona nueva me resulta tan emocionante; porque no hay un mapa trazado, no hay un camino establecido, sino que cada uno va avanzando descubriendo sensaciones, midiendo reacciones, jugando, experimentando… explorando.
Y explorar otros cuerpos es de mis cosas favoritas a la hora de tener un encuentro íntimo. No quedarnos en el -ya aburrido- plan preestablecido que vemos en las películas o en el porno; sino verdaderamente tomarnos la tarea de descubrir juntos aquellas cosas que nos hacen sentir.
Estando presentes y verdaderamente abiertos a conectar.
¡Es un juego!
La punta de un dedo deslizandose MUY lentamente por el medio de tu espalda. Unas manos encontrando los huesos ocultos de tu pelvis y caderas. Que te besen con lengua el codo. Una mirada sostenida por segundos que parecen horas. Meter tu cara entre sus nalgas. Caricias en la parte de atrás de las rodillas. Sincronizar las respiraciones. Descubrir olores y texturas. Atreverse a abrir las caderas como nunca antes lo habías hecho. Bailar desnudos. Sonrisas de complicidad. Un buen masaje. Algunas nalgadas. Un abrazo que llene de calma.
…
Y tomarse el tiempo de jugar. Creo que es de lo más divertido y emocionante. Estar abiertos a descubrir cosas sobre tu propio cuerpo y el de tu compañerx que ni siquiera imaginabas; puntos de placer que jamás se te hubiesen ocurrido. Y no solo eso, sino también ritmos, presiones, temperaturas, sonidos, olores… Es todo un mundo de infinita diversión.
Son momentos que te hacen ver tu realidad desde otra perspectiva. Ya que solemos estar tan acostumbrados a convivir con nuestro propio cuerpo, que a veces se nos olvida que éste tiene un montón de cosas nuevas para enseñarnos y hacernos sentir. Por eso, nunca olvides brindarle nuevas sensaciones, así, nunca dejarás de sorprenderte.
Entonces, ojalá que…
El placer en los encuentros íntimos no se limite a la genitalidad y que te atrevas a conectar de innumerables formas, dejándote llevar por el placer que eso conlleva.